Cuando proponemos sedar a nuestros pacientes en consulta, en ocasiones nos encontramos con expresiones del tipo: “Pero si es muy bueno, no va a ser necesario”, o “Esto ya se lo han hecho antes y no le han tenido que sedar”. Pero, ¿Por qué proponemos la sedación? Y si pudiéramos preguntar a los gatos ¿Qué sienten ellos? ¿Qué les gustaría que hiciéramos nosotros como sus médicos?
Para muchos gatos, incluso una sencilla exploración en consulta puede ser causa de estrés importante y éste va en aumento en función de las pruebas que necesite para llegar a un diagnóstico (radiografías, ecografías, analíticas...). Por ello, y siguiendo las directrices de la Asociación internacional de Medicina Felina (ISFM) y la Asociación Americana de Medicina Felina (AAFP), recomendamos la sedación a los gatos que se encuentren con signos de ansiedad y miedo, o que vayan a requerir tiempo de consulta amplio para su diagnóstico.

Otro punto muy importante es que cuando recomendamos sedar a nuestro paciente lo hacemos para realizar un trabajo de calidad, ya que puede suponer la diferencia entre un buen diagnóstico y un mal diagnóstico. Os ponemos varios ejemplos:
Para hacer una ecografía abdominal necesitamos que el gato se tumbe de espaldas sobre un colchón, le rasuramos el pelo de su abdomen para optimizar la calidad de la imagen y le sujetamos suavemente las extremidades anteriores y posteriores. Debe permanecer en esta postura una media de 15 minutos.

Ecografía abdominal bajo sedación.
Dependiendo de la enfermedad que tenga, puede haber dolor durante la realización de la ecografía (ocurre en el caso de pancreatitis, cistitis y enfermedad intestinal entre otras) y esto hace que el abdomen lo mantengan tenso y tiemblen levemente o incluso que se muevan constantemente. Esto impide que podamos valorar adecuadamente las estructuras abdominales.
Lo mismo ocurre cuando intentas explorar la boca de un gato con dolor oral por gingivoestomatitis crónica, FORL o enfermedad periodontal. Es prácticamente imposible que se explore la boca en su totalidad y la extensión de las lesiones. La sedación en cambio permite abrirle la boca, explorarla y hacer radiografías dentales para alcanzar un diagnóstico.
Esto también sucede cuando hemos de realizar radiografías de su cadera o sus articulaciones, sobre todo en gatos a partir de los 8 años, donde ya tienen dolor articular. La tensión de su musculatura dificulta que se puedan posicionar sus extremidades de forma adecuada, o bien requieran mayor número de radiografías hasta que una sea válida.
Por último, otro motivo para no querer utilizar la sedación es el desconocimiento de los fármacos que se van a emplear. Afortunadamente los fármacos actuales nada tienen que ver con los fármacos de antaño. Los actuales nos permiten combinarlos, utilizando dosis mínimas y muy seguras de cada uno de ellos, que pueden emplearse incluso en gatos con patologías severas aún no diagnosticadas.
En resumen, las indicaciones actuales de la Asociación Internacional de Medicina Felina (ISFM) y la Asociación Americana de Medicina Felina (AAFP) son las siguientes:
-Se debe sedar a todo gato que muestre signos de ansiedad o miedo en consulta.
-En todo proceso en el que el veterinario crea que se puede originar molestias o dolor leve durante el procedimiento diagnóstico, debe sedarse al gato.
-Se debe sedar a los gatos que muestren agresividad en consulta
¿Por qué forzarles a pasar por una situación desagradable? Piensa en tu gato. Di SI a la sedación.