EN PRIMERA PERSONA: "CUIDAR DE UN GATO CON DIABETES"

EN PRIMERA PERSONA: "CUIDAR DE UN GATO CON DIABETES"

 

Hemos pedido a Elena, propietaria de nuestra paciente Michy, que nos contase su experiencia durante el tratamiento de la diabetes de su gata, ya que sabemos que para muchas personas inyectar insulina puede suponer un reto, pero superarlo es fundamental para un tratamiento exitoso. Debeis saber que hasta un 70% de los gatos con diabetes se curan, por eso os animamos a que trateis a vuestros gatos, vuestro papel puede ser decisivo.

 

"Cuando se diagnosticó diabetes a mi gata y me comentaron que el tratamiento iba a ser con inyecciones de insulina, pensé que no iba a saber hacerlo o que iba a ser incapaz; quizás las dudas fueran por la aprensión que tenemos muchas personas a las agujas… y eso de pinchar ya era serio. Mi gata, Michy,  de 12 años de edad, con unos niveles de glucosa de 400, 500 y hasta 600 dependía de que me atreviera a inyectarla para poder curarla. 

Al principio la información de lo que tenía que hacer era tanta que no sabía ni por dónde empezar: controlar el agua, la comida, la orina, estado de ánimo de mi gata, la insulina, curva de glucosa,.. pero se asimila rápido y no es para tanto, sólo es organizarse en el día a día.

La insulina se la tenía que poner cada 12 horas, así que decidí pincharle a las 7.00h (y a las 19.00h.), puesto que la mayoría de los días estaría ya despierta a esa hora por trabajo; los fines de semana había que cumplirlo todo igual que el resto de días, aunque costara había que levantarse a la misma hora y  si estabas fuera había que volver a casa para pincharle.

No fue nada complicado administrarle la insulina: se coge un pliegue de piel de la parte de atrás del cuello y ahí mismo se pincha la dosis que sea de insulina… ni 5 segundos en hacer esta operación y mi gata ni se enteraba.

Otra de las cosas que debía hacer (pero no todos los días, sólo una vez cada cierto tiempo) era una curva de glucosa, esto es que por la mañana le pincho la insulina y luego cada hora le tengo que medir la glucosa hasta que el resultado de la última vez que le tome la muestra sea mayor que el anterior. Desde que toma la insulina los niveles van bajando, pero llega un momento que vuelven a subir. Esto sí que necesita más dedicación porque no sabes si la curva te va a salir a las 3 horas o a las 6 horas como me pasó a mí la primera vez. (Por la tarde es exactamente igual, hay que hacerle dos curvas de glucosa en ese día).

Se necesita: un glucómetro, como un pequeño punzón para hacer un pinchacito y unas tiras para medir la glucosa (todo esto se compra en la farmacia). El control de glucosa se toma de las venitas de las orejas: con el “punzón” se hace un pequeño pinchazo en una de las venitas de los bordes exteriores de las orejas, se presiona un poquito con los dedos y enseguida saldrá una gota de sangre que se recoge con el extremo de una de las tiras, por último se mete esta tira en el glucómetro y rápido se muestra el nivel de glucosa que tiene (es exactamente igual que en las personas).

(Si quieres ver cómo medir la glucosa en la oreja de un gato pincha aquí)

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Complicado de esto: que el gato se quede quieto porque en cuanto sienten el pinchacito de la oreja sacuden la cabeza y adiós a la gota de sangre… a por otro pinchacito a ver si hay mas suerte. En mi caso, me sentaba en el suelo (con todo lo necesario para la curva a mano) y dejaba que Michy se tumbara en mis piernas (que le encanta), la acariciaba y le hacía mimos, y cuando menos pensaba le hacía el pinchacito en la oreja, le sujetaba suavemente la cabeza y la oreja por si la movía y así no perder la gota de sangre. Descubrir cómo tomar la muestra bien me costó, pero sobre todo a mi gata, varios pinchazos.

De vez en cuando tenía que medir la glucosa que tenía mi gata en la orina. Se hace con unas tiras que venden en la farmacia; hay que poner en contacto uno de los extremos (el de color amarillo) con la orina y esperar unos segundos, lo ideal es que la tira se quede amarilla, pero si cambia a verde eso significa que sí que tiene glucosa. Para tomar esta muestra lo que yo hacía era dejar el arenero prácticamente  vacío, sólo un puñadito de arena y estar  atenta a cuándo iba para coger la muestra en ese momento.

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El resto era vigilar y controlar: vigilar si Michy estaba decaída, más cansada de lo normal (porque a ella le gusta mucho dormir durante horas y horas), etc.; y controlar la cantidad de agua que bebe al día y si come o no come. La comida es especial para gatos diabéticos y hay tanto pienso seco como húmedo.

Parece que es mucho según lo lees, como ya he dicho al principio a mí me lo pareció también el primer día cuando me lo dijeron; es verdad que no es tan sencillo como darle una pastilla, pero la diabetes es una enfermedad seria y para salvar a tu gato esto no es nada, te adaptas a esta rutina desde el primer momento.

Gracias a todo esto y a los cuidados veterinarios mi gata está curada de la diabetes."

 

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Y AL FIN LLEGÓ MARTINA
DESAYUNO CON BIGOTES DE GATO
 
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